Evangeli del dilluns, 13 d'agost



EVANGELIO: Mateo 17, 22-27
En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús:
- «Al Hijo del Hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».
Ellos se pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: 
- «¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?».
Contestó:
- «Sí».
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:
- «¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».
Contestó:
- «A los extraños».
Jesús le dijo:
- «Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».

CLAVES para la VIDA
- Lo que relata este texto evangélico era algo común y asumido en aquella cultura en la que Jesús vivió. Desde el tiempo de Nehemías, era costumbre que los israelitas mayores de veinte años pagaran, cada año, una pequeña ayuda para el mantenimiento del Templo de Jerusalén. Este dato, una vez más, nos recuerda cómo Jesús se encarnó totalmente en su pueblo, siguiendo sus costumbres y normas. No estamos, pues, en el plano de las ideas y doctrinas; es algo que afecta a su vida y... ¡de qué manera!
- Con todo, la enseñanza que nos muestra es cómo Él cumple la voluntad de su Padre: así les anuncia a los suyos su disponibilidad total ante la misión que se le ha encomendado y que no es otra que ser solidario con la humanidad para así darle la vida de Dios (= salvarla) y eso entregando su propia vida. A sus discípulos no les resultó fácil entender y asumir este proceder de Jesús: “Y se entristecieron mucho” (v. 23). ¡Claro...! 
- Me impresiona mucho el talante de Jesús: libre en su proceder, pero al mismo tiempo muy inserto en su pueblo, en su cultura, en todo. Pero, sobre todo, me admira su enorme lucidez de cara a la Misión que el Padre le pide y su disponibilidad total y confiada en los designios de su Padre amoroso. ¡Vaya camino el que me indica y me propone...! ¿Cómo te sientes tú, hermano/a, ante su estilo? ¿bien? ¿dispuesto/a...?

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