Maria a catequesi: Primera catequista





María, en Catequesis: Primera Catequista
  • Rezamos el Ave María
  • Leemos Magníficat:
    (Lc 1, 46-56)
Reflexión sobre María, en Catequesis
Reflexionando la manera de hablar de ti a los niños en Catequesis, descubro, que estás Humildemente Presente, a la sombra de Jesús, siendo Él, el centro de la misma. Desde el Despertar religioso de los niños, con el saludo del Ángel (Lc 1, 28) y el de Isabel (Lc 1, 42), en la oración del Ave María.
La
celebración de Tú Inmaculada Concepción, dentro de Adviento, mostrándonos el camino hacia el encuentro con Jesús, recordando el Misterio. Tú no nos dejas solos, sigues acompañando nuestras Catequesis, eres Maestra peregrina en la fe. Nos muestras el camino del servicio, saliendo a toda prisa (Lc 1, 39-40) a casa de Zacarías, al encuentro de Isabel, en actitud de humildad, enseñándonos siempre con tu ejemplo.
En estado de buena esperanza y en avanzado tiempo de gestación, por decreto del emperador Augusto, de nuevo te pones en camino, esta vez, hacia Belén, la ciudad de David, acompañando a tu esposo José. Lugar donde aconteció la alegría más grande para toda la Humanidad, el Don de Dios, envuelto entre pañales. (Lc. 2, 1-7)
Otro viaje inesperado, no con pocas dificultades se os presenta a la Sagrada Familia, la huída a Egipto (Mt, 2, 13), para salvar a vuestro Hijo de una muerte segura, convirtiéndoos en emigrantes como tantas personas de ayer y de hoy, que por causas diferentes se ven obligados a abandonar su tierra y su familia.
Más tarde, como buenos cumplidores de la Ley de Moisés, pasado el tiempo de purificación, llevasteis al Niño a Jerusalén, para presentarlo al Señor, donde viviste otra gran experiencia de fe. Experiencia que guardaste en tu corazón, ya que no alcanzabas a entender que era todo aquello que el anciano Simeón y Ana, la profetiza, hablaban del Niño y de ti. (Lc 2, 25-39).
Como Maestra peregrina en la fe, nos cuentas a través de Lucas (Lc 2, 41), como cada año, solías ir a Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pascua, esta vez te acompaña Jesús, a celebrar su primera Pascua. Ya de vuelta, hechas en falta la presencia de tu Hijo. Tú y José lo buscabais angustiados y lo encontrasteis a los tres días en el Templo de Jerusalén, escuchando y hablando con los Maestros. Las palabras de tu Hijo hacia ti, te sorprenden. Palabras que podemos leer en (Lucas 2, 48-49).
María, de nuevo has de guardar en tu corazón todas estas cosas, que no llegas a entender del todo, como si te estuvieran preparando el Camino de la Cruz, con tu Hijo.
Como madre que ama a su Hijo y quiere lo mejor para Él, ve con tus ojos, que no es un joven como los demás, sus expectativas son muy altas. No habla de formar un hogar, si no que amplia su familia, a la familia de Dios, según nos relatas en (Marcos 3, 31-35).
Llegado el momento de la Pasión y crucifixión, allí estuviste de pié, acompañando a Jesús, rota de dolor, pero de pié, al lado de tu querido Hijo en la Cruz. (Juan 19, 25-27).
Nada relata los Evangelios, de tu experiencia con Jesús Resucitado ¿también la guardaste en tu corazón María? Lo cierto es, que pasado un tiempo, llegada la fiesta de la recogida de la cosecha y la siembra del trigo (Fiesta de Pentecostés Hch 2,1-4).
Os reunisteis en el Cenáculo, para orar todos juntos, recibiendo de lo Alto, la promesa hecha por Jesús a los Apóstoles: El Espíritu Santo, fuego de Amor Divino, fortaleciendo la Iglesia naciente, para llevar por toda la tierra el Mensaje de Salvación.
María, meditando este recorrido contigo, soy más consciente, que tu Presencia en Catequesis es una continua compañía, apenas percibida. Tú, nos llevas de la mano a Jesús y Él, nos entrega en Ti, a una Madre, su Madre y Madre nuestra, como al discípulo amado. (Juan 19, 25-27).
También nos dejas un gran mensaje en, en las bodas de Caná de Galilea, según el Evangelio de (Juan 2, 1-5). Con estas sencillas palabras: <>
María, eres modelo de Catequista, para los Catequistas de todos los tiempos: Humildemente presente, sin protagonismo, sirviendo con sencillez, en escucha permanente de la voluntad del Padre. Tu voz sigue resonando hoy en nuestros oídos:
<>
Gracias María, por enseñarnos Humildemente, el Camino hacia tu Amado Hijo Jesús, en nuestras Catequesis.
Breve oración a María
María, Madre de Jesús y Madre mía, ayúdame a conocerte mejor y Amarte más, como te conoce y te Ama tu Hijo Jesús, mi Dueño y Señor, para darte a conocer a cuantas personas me confíe la Iglesia, como merece ser conocida y Amada, la Madre de mi Señor.
Manuela González Aguilera

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