Lectures de Maria



El Evangelio nos habla de María

Recibe la visita del ángel.-

Se abre al proyecto de Dios a pesar de lo que le representa de complicación y de falta de comprensión.
    
  Ante estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. El ángel le dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. Mira, tu parienta Isabel ha concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses,  porque no hay nada imposible para Dios». María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó. (Lc 1)

 Se preocupa por los demás. Nos indica cual debe ser nuestro comportamiento.-
Es ella la que se percata de la falta de vino, también nos dice cual debe ser nuestro comportamiento en el seguimiento de Jesús.

Tres días después hubo una boda en Caná de Galilea, en la que estaba la madre de Jesús. Invitaron también a la boda a Jesús y a sus discípulos.  Se terminó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino». Jesús le contestó: «¿A ti y a mí qué, mujer? Mi hora todavía no ha llegado». Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él os diga».  Había allí seis tinajas de piedra de unos cien litros cada una para los ritos de purificación de los judíos.  Jesús les dijo: «Llenad de agua las tinajas». Y las llenaron hasta arriba. Añadió: «Sacad ahora y llevádselo al maestresala». Y se lo llevaron. Tan pronto como el maestresala probó el agua convertida en vino (sin saber de dónde era, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al novio y le dijo: «Todos sirven primero el vino mejor; y cuando se ha bebido en abundancia, el peor. Tú, en cambio, has guardado el vino mejor hasta ahora». (Jn 2)

Permanece al lado de Jesús en los momentos difíciles.-
Después de que todos lo hayan abandonado permanece fiel a su hijo y éste nos indica que ella es nuestra madre.

Estaban en pie junto a la cruz de Jesús su madre, María de Cleofás, hermana de su madre, y María Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo preferido, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquel momento el discípulo se la llevó con él. (Jn  19)


Continúa junto a los discípulos.-

Ora junto a los apóstoles y juntos descubren cual, será a partir de este momento su misión. Aún hoy sigue a nuestro lado indicándonos cual debe ser nuestro camino, nos enseña a orar como hizo primero con Jesús y después con los apóstoles.

Entonces regresaron a Jerusalén desde el monte de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, lo que se permitía andar en sábado. Y así que entraron, subieron a la estancia de arriba, donde se alojaban habitualmente. Eran Pedro y Juan, Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos hacían constantemente oración en común con las mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos. (Hch 1)


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